Pues sí, me encanta la Navidad. Momentos entrañables en los que ocurren milagros cada día: Escuelas laicas que se desviven por montar el Pesebre; declarados ateos celebrando la gran fiesta de del Nacimiento del Hijo de Dios; ¿Y que me dicen del Pesebre municipal de la Plaça Sant Jaume de Barcelona?... ¡Eso sí que es un milagro! Hasta el Niño Jesús se ha ido. ¿Por qué alguien puede pensar que lo han robado? ¡Que va! Lo que pasa es que no quería estar allí. Alguna oveja parece que también ha cogido el mismo camino. Ya se sabe, “Per Nadal cada ovella al seu corral”. Así que no busquen, por favor, pero Señor Hereu no me encadene a las otras ovejas para que no se vayan, déjelas que pasten libres... De verdad que el hecho es una impagable metáfora sobre la relación políticos y los ciudadanos. De verdad: impagable. Por cierto, y antes que se me olvide entre tanto milagro...¡Feliz Navidad!
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