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lunes, 4 de enero de 2010

Avances tecnológicos

El mundo avanza y todo avanza a un ritmo vertiginoso. Hace ya unos años se me ocurrió preguntar a mis alumnos aquello tan socorrido de "¿os acordáis cuando aparecieron los primeros móviles? Ninguno se acordaba. Al principio me quedé un tanto desubicado, porque lo que sí que tenía claro era que estaba impartiendo clases a una generación que no sabían quién era Franco y que las Olimpiadas de Barcelona les sonaba a un acontecimiento muy, pero que muy lejano; pero ¿los móviles....? ¡Si no hace nada que acababan de salir..!
Con el mundo de la religión pasa lo mismo, todo avanza, pero de una forma mucho más lenta (a veces muchísimo más). Así que si en sus clases preguntan a sus alumnos la definición de pila de agua bendita no se sorprendan si les responden que es "un contenedor cerámico, o de piedra, situado en la entrada de las Iglesias, con una célula fotoeléctrica que detecta el movimiento de la mano y administra agua bendecida para realizar el ritual de purificación de entrada a la Iglesia". ¡Y la respuesta será correcta!
Hace un tiempo hablábamos en El Reliblog del aggiornamento en la Iglesia, unas veces producido por una necesidad social, otras por el cambio de los tiempos, muchas veces pendiente de producirse. Cuando éste se da, suele ser más por necesidad que por voluntad. Este ha sido el caso del peligro de un ritual en el contagio de la temida H1N1. Las pilas tradicionales de agua bendita pueden ser una vía de transmisión de algunas enfermedades como el de la temida Gripe A. Por ello el italiano Luciano Marabese ha ideado un dispensador de agua bendita automático que impide el contagio de las enfermedades trasmitidas, de persona a persona, a través del agua utilizada en común.
El inventor del artilugio dice que ya ha recibido encargos para abastecer a iglesias de todo el mundo. Y es que la realidad, a veces dura, puede llegar a cambiar hasta las formas rituales. Nuestros alumnos lo tienen muy claro y nosotros deberíamos estar al día de todo ello.

martes, 9 de diciembre de 2008

Creer

Muchas personas dicen que no creen, pero la creencia, el creer en algo, es intrínseco a la persona humana. Hoy un alumno me ha dicho que a ver si íbamos a hablar de la Biblia porque a él eso... como que nada de nada. Le he respondido que sí, que a pesar de todo lo que opine sobre este asunto es algo necesario para su formación. A pesar de su supuesta increencia, lo que sí me ha demostrado es que, al menos algunas de las historias que aparecen en este libro sí que las conocía. Uf, he respirado, porque quizás su increencia no era tan profunda. Al menos conocía algunos de los fundamentos de nuestra cultura y eso denota que al menos, quien se lo ha explicado, cree en algo y ha intentado transmitirselo. Algo le habrá quedado.
No creer es absolutamente imposible. No creer es estar muerto en vida. Las personas que se dicen no creyentes buscan sus propios rituales sustituyendo a los propiamente religiosos. Son lo que podríamos denominar las nuevas formas religiosas de nuestra sociedad, que están haciendo de nuestro mundo un lugar cada vez más complejo.


Muchas personas han dejado los rituales religiosos de lado, pero han trasladado sus creencias a otros campos. Creer, no han dejado de creer. Algunos alimentan el vacío dejado por la religión con la realidad virtual, los videojuegos o cualquier otro tipo de adicciones. Otros, han buscado su Dios en el fútbol. Siempre siguen un ritual: Se visten de una determinada forma, acuden a un recinto para ellos sagrado, cantan el himno de su club al principio del partido y durante el envento entonan otras canciones, piden un milagro si su equipo pierde, e incluso pueden llegar a alabar el juego de algún jugador hasta llegar a atribuirle el apelativo de "Dios". ¡Vaya, que lo que hacen no difiere mucho de ir a misa! De hecho es el mismo ritual de fondo pero sustituido por lo deportivo; respecto a las creencias, no han dejado de creer, simplemente han orientado su necesidad de transcendencia hacia otro lugar.

martes, 25 de noviembre de 2008

La cortina de humo

¿Problemas para el gobernante de turno...? Cortina de humo. Es la acción-reacción institucional. Se realiza una acción para provocar una reacción y esconder una realidad que perjudica. Se ha hecho y se seguirá haciendo, pero parece que ya no cuela...
En esta ocasión ha sido la recurrente discusión sobre la simbología religiosa en la escuela pública. Casi siempre tocan algún tema religioso. Esta vez ha sido un juez de Valladolid que ha sentenciado que en una escuela hay que quitar los símbolos religiosos. Justo ahora, en este momento, que por lo que parece el gobierno tenía un tema bastante polémico sobre la mesa y que le podía afectar: El asunto Sacyr y la compra de Lukoil, una importante petrolera rusa, de las acdciones de esta empresa en Repsol. Perdoneme, pero esta estrategia es más vieja que la pana: Uno despista y el otro atiza. La solución ha sido que alguien saque el tema recurrente de la religión y todo el país se enzarzará en una discusión tan profunda y ancestral, no superada por nuestra sociedad, que ya nadie hablará de la relación de Sacyr con el gobierno central. Pero ¡alerta! Las cosas están cambiando: hoy en uno de los programas de más audiencia de la mañana en Catalunya, "Els matins" de TV3, han hecho la pregunta si se tenían que retirar los símbolos religiosos de las escuelas públicas y concertadas. El resultado, pro primera vez que yo recuerde, ha sido favorable a mantenerlo. Incluso en un debate entre cuatro tertulianos había tres de ellos que defendían, de una forma u otra, mantenerlos. Como les decía, la cosa está cambiando y ya mucha gente ve lo que es una maniobra de despiste, una cortina de humo.
Es una pena que por otro lado, Monseñor Cañizares, Obispo de Toledo, haya entrado al trapo haciendo el juego, con sus declaraciones, a quienes querían desviar la atención de lo otro. ¡No hacía falta Señor Cañizares!

martes, 16 de septiembre de 2008

Tener y acaparar




Sorprende en algunas personas las ansias de tener y de acaparar. Y no me refiero sólo a la denuncia que acaba de hacer Benedicto XVI sobre el mal que genera el dinero en la sociedad, sino a otras formas, además del económico, de conseguirlo.

Podemos hablar de acaparar cargos, de querer tener más reconocimiento social, de tener poder o simplemente de poder “colocarse” a costa de lo que sea y de quien sea. Son otras formas de tener y acaparar diferentes del económico, pero igual de malos que éste.

Cada vez me cruzo en mi camino con más personas ansiosas por controlarlo todo: Son personas que duplican o incluso multiplican cargos, para ello manipulan sin escrúpulos, lo que sea; personas que miran de llegar a sus objetivos sin importarles cómo ni a quien dejen tirado por el camino. Vaya, lo que vulgarmente llamamos “trepas”; o personas que se escudan en el poder de terceras personas y que a su sombra se dedican a atemorizar y a crear una red de clientelismo basado en la coacción y en el miedo.

No sé quienes son peores pero desde luego esto que explico no es una novedad de nuestros días. Eso sí, el mensaje cristiano sobre el asunto es claro: ¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? (Mt. 16, 26)