sábado, 7 de febrero de 2009

El calendario escolar

Hay personas que con ese laicismo mal entendido, del que ya hemos ido explicando cosas anteriormente, les irrita profundamente hacer vacaciones de Semana Santa. Son unas fiestas religiosas variables cuyo origen está en el calendario lunar judío, y ya se sabe, la luna funciona diferente al sol. O sea, que además de que la Semana Santa cae siempre en fechas distintintas, según sea la fecha de la primera luna de la primavera, es la fiesta más importante de judíos y cristianos y eso suena a mucha, demasiada religión.
La propuesta que acaba de hacer el Conseller d'Educació de la Generalitat de Catalunya Ernest Maragall de comenzar las clase una semana antes para luego dar esa semana de vacaciones en el mes de febrero, parece que ha sido aplaudida por algunos sectores de la sociedad que han creído ver la forma de suprimir las vacaciones de Semana Santa y colocar unas vacaciones en función del cálculo matemático de lo que dura el curso y dividirlo por tres. Así tendríamos las vacaciones de... ¿Primavera? ¿Del segundo tercio del curso? ¿Del mes de febrero? ¿Del despertar de la vida? ¿Llegaremos a la asepsia japonesa de las fiestas del no saber qué celebrar?

Señores, definitivamente estamos perdiendo el sentido común. Pedagógicamente las vacaciones de febrero son una aberración. Por un lado es el momento que mejor se está en clase, si funciona la calefacción claro, y por otro es cuando los alumnos cogen mejor el ritmo de estudio. La implantación de esa semana "tonta" en el mes de febrero, tiene su origen en la famosa "semana blanca" que se impuso en algunos centros y se fue extendiendo como la semana sin actividades en el centro por causa de los que marchaba. La Semana blanca ha fracasado, porque al final fue la excusa para incluso ni ir a la nieve ni a clase. Lo peor de todo fue la semana de después donde los alumnos no funcionaban y tardaban dos o tres semans en coger de nuevo el ritmo de trabajo. Otros, lo intentaron con el carnaval, pero allá donde no hay una tradición carnavalesca consolidada, tampoco funciona. Así que la propuesta no tiene ningún sentido, ni pedagógico, ni festivo, ni de nada. Por lo tanto, ¿qué celebramos? ¿La fiesta de febrero o la Semana Santa? ¿Las dos, o ninguna?.
¿Y Qué tal si para racionalizar todas las fiestas y seguir con la tontería implantamos el día de la Fiesta Mayor? Yo propongo que todos los pueblos y ciudades la celebren el 25 de Julio. Es sólo por unificar...

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