El mundo avanza y todo avanza a un ritmo vertiginoso. Hace ya unos años se me ocurrió preguntar a mis alumnos aquello tan socorrido de "¿os acordáis cuando aparecieron los primeros móviles? Ninguno se acordaba. Al principio me quedé un tanto desubicado, porque lo que sí que tenía claro era que estaba impartiendo clases a una generación que no sabían quién era Franco y que las Olimpiadas de Barcelona les sonaba a un acontecimiento muy, pero que muy lejano; pero ¿los móviles....? ¡Si no hace nada que acababan de salir..!
Con el mundo de la religión pasa lo mismo, todo avanza, pero de una forma mucho más lenta (a veces muchísimo más). Así que si en sus clases preguntan a sus alumnos la definición de pila de agua bendita no se sorprendan si les responden que es "un contenedor cerámico, o de piedra, situado en la entrada de las Iglesias, con una célula fotoeléctrica que detecta el movimiento de la mano y administra agua bendecida para realizar el ritual de purificación de entrada a la Iglesia". ¡Y la respuesta será correcta!
Con el mundo de la religión pasa lo mismo, todo avanza, pero de una forma mucho más lenta (a veces muchísimo más). Así que si en sus clases preguntan a sus alumnos la definición de pila de agua bendita no se sorprendan si les responden que es "un contenedor cerámico, o de piedra, situado en la entrada de las Iglesias, con una célula fotoeléctrica que detecta el movimiento de la mano y administra agua bendecida para realizar el ritual de purificación de entrada a la Iglesia". ¡Y la respuesta será correcta!
Hace un tiempo hablábamos en El Reliblog del aggiornamento en la Iglesia, unas veces producido por una necesidad social, otras por el cambio de los tiempos, muchas veces pendiente de producirse. Cuando éste se da, suele ser más por necesidad que por voluntad. Este ha sido el caso del peligro de un ritual en el contagio de la temida H1N1. Las pilas tradicionales de agua bendita pueden ser una vía de transmisión de algunas enfermedades como el de la temida Gripe A. Por ello el italiano Luciano Marabese ha ideado un dispensador de agua bendita automático que impide el contagio de las enfermedades trasmitidas, de persona a persona, a través del agua utilizada en común.
El inventor del artilugio dice que ya ha recibido encargos para abastecer a iglesias de todo el mundo. Y es que la realidad, a veces dura, puede llegar a cambiar hasta las formas rituales. Nuestros alumnos lo tienen muy claro y nosotros deberíamos estar al día de todo ello.
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