Acabamos de celebrar el 1º de Mayo, día del trabajador: Salida masiva de vehículos de las ciudades y declaraciones más o menos reivindicativas, igual que cada año, en las escuálidas manifestaciones de las centrales sindicales. Es por pasar el trámite, porque a muchos de los dirigentes sindicales les gustaría más estar en los atascos para disfrutar la fiesta fuera de la ciudad, que en la calle gritando consignas.
El mensaje, casi siempre el mismo: Esta vez, con la crisis económica y la crisis de trabajo, los argumentos, las declaraciones de los líderes sindicales ha sido un poquito más incisivas –no mucho- e incluso se han atrevido con una velada amenaza de una posible huelga general.
En este 1º de Mayo, sin embargo, las verdaderas declaraciones, las de compromiso de verdad, las que han dejado a los sindicatos en evidencia por su silencio, han sido las del responsable de la pastoral obrera del Obispado de Girona, Mossen Félix Mussoll, quien ha denunciado los sueldo indignos y desproporcionados de algunos políticos y empresarios. Mussoll ha afirmado que se antoja inmoral cobrar cantidades de dinero que dejan en evidencia lo que cobran los trabajadores que “disfrutan” (¿) del salario mínimo interprofesional.
Ha tenido que ser una persona de iglesia quien haya tenido que hacer la denuncia de una sociedad adormecida y que mira al otro lado cuando se encuentra con hechos incómodos, quien haya defendido a los más débiles y haya dejado en evidencia a los poderosos. Mossen Mussoll ha sido el profeta que clama en el desierto.
El mensaje, casi siempre el mismo: Esta vez, con la crisis económica y la crisis de trabajo, los argumentos, las declaraciones de los líderes sindicales ha sido un poquito más incisivas –no mucho- e incluso se han atrevido con una velada amenaza de una posible huelga general.
En este 1º de Mayo, sin embargo, las verdaderas declaraciones, las de compromiso de verdad, las que han dejado a los sindicatos en evidencia por su silencio, han sido las del responsable de la pastoral obrera del Obispado de Girona, Mossen Félix Mussoll, quien ha denunciado los sueldo indignos y desproporcionados de algunos políticos y empresarios. Mussoll ha afirmado que se antoja inmoral cobrar cantidades de dinero que dejan en evidencia lo que cobran los trabajadores que “disfrutan” (¿) del salario mínimo interprofesional.
Ha tenido que ser una persona de iglesia quien haya tenido que hacer la denuncia de una sociedad adormecida y que mira al otro lado cuando se encuentra con hechos incómodos, quien haya defendido a los más débiles y haya dejado en evidencia a los poderosos. Mossen Mussoll ha sido el profeta que clama en el desierto.
Y por cierto, ¿Los sindicatos qué opinan de ésto? Todavía no han dicho nada. Quizás les vaya bien no hablar sobre este asunto, no vaya a ser que molesten a los políticos y les dejen sin sus prevendas.
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