Sí, es la nueva palabra de moda. El nuevo concepto pedagógico que toda programació debe tener. Todo comenzó por los diferentes estudios que no dejaban muy bien a nuestros alumnos. Los resultados de las primeras pruebas, que se hicieron en los centros, dejaban clara la evidencia: los alumnos tenía unos niveles muy bajos en las diferentes materias. La repetición de las pruebas al año siguiente, que por cierto fueron las mismas que el año anterior y los profesores las habían trabajado en el aula, volvían a corroborar los malos resultados. ¡Ni repitiéndolas se obtenían buenos resultados!
Las pruebas no tuvieron en cuenta ningún aspecto de la religión ni la cultura religiosa.Y es aquí a dónde quiero llegar: Si queremos que nuestros hijos alcancen unos mínimos de "saber hacer" en nuestro mundo, no podemos prescindir de uno de nuestros elementos más importantes : El hecho religioso y su riqueza, diversidad e interacción. Nuestra sociedad, guste o no, tiene una base muy importante de fenomenología religiosa. El alumno que no consiga unos mínimos básicos de conocimiento de las religiones estará desubicado, desorientado y "no sabrá hacer", que es lo que dicen y resumen las competencias básicas.
Todavía recuerdo una discusión entre docentes que terminó con un "¿y tú qué consideras más importante que un alumno sepa del peligro sobre lo qué es una secta o qué sepa qué es un vector? Que cada uno responda lo que crea más conveniente.
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